Nació en la pequeña villa castellana de Gómara el día 2 de febrero de 1511 y que hasta los diecinueve años vivió en España. Es probable que estudiara en la Universidad de Alcalá de Henares y allí se ordenara sacerdote, obteniendo además la Cátedra de Retórica.
En 1531 partía hacia Roma, quizá al servicio de alguno de los representantes de España en la corte del Papa. Nueve años más tarde, en 1540, se encontraba en Venecia con Hurtado de Mendoza, hijo del conde de Tendilla y embajador de esa señoría por el emperador Carlos I. Parece ser que también viajó a Bolonia y, por algunos datos que ofrece el cronista, pueden suponerse las buenas relaciones de Gómara en el círculo renacentista italiano.
El 23 de octubre de 1541 se unió a las tropas españolas que partían hacia Argel a luchar contra el ejército otomano. Años más tarde, ya en España, dejaría constancia escrita en una de sus crónicas de algunas hazañas ocurridas en el combate de Spezzia. Fue precisamente en esa batalla donde conoció al entonces capitán general Hernán Cortés y, maravillado por la valentía y el fuerte carácter del conquistador, le siguió, una vez terminada la guerra, hasta Valladolid, donde entró a su servicio como capellán. Al año siguiente, en 1542, se trasladaron a Castilleja de la Cuesta; y allí permanecieron hasta la muerte de Cortés cinco años más tarde, en 1547.
Desde que fuera el secretario de Hernán Cortés, Gómara había comenzado a redactar algunas de sus obras. Al parecer, cuando había empezado con la escritura de la Crónica de los Barbarrojas la interrumpió temporalmente para comenzar con la redacción de las crónicas del Nuevo Mundo. La Crónica de los Barbarrojas no vería la luz hasta después de tres siglos, cuando sería publicada en el año 1851.
En una carta enviada a don Pedro Álvarez de Osorio, fechada en 1545, comenta Gómara que ya ha comenzado la redacción de la crónica del conquistador, donde se relatan todas las noticias conocidas hasta entonces del Nuevo Mundo. Sin duda alguna se refiere a la que será titulada Historia General y Conquista de México. La primera edición de esta obra se publicó en 1552, impresa en Zaragoza por Miguel Capilla.
Aunque no se conoce la fecha exacta de la muerte de López de Gómara, es muy posible que fuera en 1564, puesto que en 1566 su sobrino Pedro Ruiz ya tenía todos los manuscritos de su tío en su poder.
La producción literaria de Gómara es escasa si la comparamos con la de otros escritores de su época, pero no hay que olvidar que no era exactamente un escritor literario, sino un cronista de indias; esto es, un relator que recoge por escrito y cronológicamente los acontecimientos ocurridos en el Nuevo Mundo. La motivación del cronista no es otra que la voluntad de testimoniar lo que sucede en un espacio concreto para difundir el conocimiento.
Sin duda, la relación personal de Gómara con Hernán Cortés influyó decisivamente a la hora de escribir sus textos; quizá si no hubiera conocido al conquistador jamás se hubiera atrevido a escribir las crónicas del Nuevo Mundo; probablemente su sincera y devota admiración por el general lo animaron a hacerlo. Los textos de Gómara testimonian lo sucedido en el nuevo continente de forma indirecta: López de Gómara nunca atravesaría el Atlántico. La información que necesitaba para escribir sus obras se la proporcionaron, por un lado, algunos de los textos ya publicados que hablaban del nuevo continente, y por otro, los soldados que estuvieron en casa de Hernán Cortés y que participaron en la conquista, como Andrés de Tapia y Gonzalo de Umbría; incluso el propio Hernán Cortés pudo haber servido de informante de primera mano para el cronista en más de una ocasión. Claro está que la naturaleza de las fuentes utilizadas condicionaron el texto resultante, y la pluma de Gómara soportó frecuentemente grandes dosis de subjetivismo, acotando su mirada y deformando los hechos históricos.
La obra se estructura en doscientos veinticuatro capítulos en los que Gómara ofrece amplia información acerca del Nuevo Mundo. En esa miscelánea temática el autor nos cuenta organizadamente hechos de muy distinta naturaleza; lo general y lo particular tienen cabida en sus escritos, desde la concepción de la Tierra y del universo hasta el desarrollo pormenorizado de las conquistas, pasando previamente por la fauna y la flora del nuevo continente, las costumbres de los indígenas, el descubrimiento de Cristóbal Colón ... Considera Gómara que después de la creación del hombre por Dios, el descubrimiento del Nuevo Mundo es el acontecimiento más grande de la historia.
Resulta curioso, por ejemplo, que el cronista niegue parte de la gloria al piloto genovés cuando afirma que el primer hombre que descubrió las nuevas tierras fue un desconocido que murió en casa del propio Colón poco tiempo después de regresar a tierras españolas, desconocedor del alcance de su hallazgo. Fue gracias al relato de este anónimo marinero, según el cronista, que Colón se dispuso a navegar hacia las Indias.
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